Ser responsables nos hace mejores ciudadanos

Roque De León, articulista de El Atlántico

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Se interpreta como responsables a los individuos y/o sociedades que tienen la responsabilidad como un valor fundamental para conocer, concienciarse y cumplir con sus promesas y obligaciones al igual que asumen las consecuencias de sus acciones; sean estas realizadas de manera consciente o inconsciente.

Cuando interiorizamos el valor de la responsabilidad, abandonamos la posición de habitantes para convertimos en ciudadanos comprometidos con el bienestar colectivo.

También las empresas cuando hacen suyo este valor pasan de la teoría a la práctica y garantizan a sus colaboradores un ambiente laboral más armonioso y justo, cuidan y recomiendan cuidar el medio ambiente, se comprometen con el progreso de su comunidad; son empresas modelo en el cumplimiento de sus obligaciones sociales y tributarias, entre otras.

Para que esos dos estamentos asuman este valor como un deber hay que hacer un trabajo con la sociedad, impregnando en el subconsciente de los niños el alcance y el significado de la responsabilidad en el devenir del colectivo a corto, mediano y largo plazo.

Eso será una realidad en la medida en que las familias entiendan su rol en el delicado e importante tránsito para la transformación de, dejar de ser conformes e indiferentes habitantes, a comprometidos y concienciados ciudadanos capaces de cambiar las realidades aberrantes que por años viven y resisten sus entornos.

Por la falta de ese paso trascendental en cualquier sociedad concienciada de su realidad dentro del marco de la responsabilidad, es que padecemos y sufrimos las consecuencias nefastas de la corrupción administrativa de la combinación cruel de los sectores Público-Privado.

Esa combinación, a la vez que conduce hacia un excelente negocio para los particulares en las áreas de servicios básicos y que el Estado está en la obligación de suplirlo, priva a los que pagan los impuestos de disfrutar de buenos centros educativos, hospitales adecuados y bien equipados, planes de viviendas dignas a precios accesibles, sistema de alimentación saludable y seguro; así podríamos hacer un libro de los mismos que por años hemos soportado y arrastrado.

Por falta de responsabilidad de las instituciones competentes para educar y dar servicio preventivo referente a las enfermedades catastróficas, muchas personas pierden la vida, a veces por falta de conocimientos y otras, por falta de recursos.

De igual manera como hay padres irresponsables que no asumen el compromiso con sus hijos, hay educadores que jamás debieron serlo, ya que en lugar de transmitir a sus alumnos buenos valores son el perfecto ejemplo de los anti-valores, sobre todo el de la irresponsabilidad; a eso agreguémosle que un gran porcentaje de las “Altas Casas de Estudio” lo que representan, es un lucrativo negocio.

Las familias compuestas por verdaderos ciudadanos, ejemplo de responsabilidad y de otros valores para la sociedad, deben iniciar reales movimientos que exijan que la voluntad expresada en las urnas sea computada y funcione la Carrera de la Administración Pública; no para perpetuar en posiciones claves a personas que representan colores políticos sino para asegurar que no importa quiénes sean los componentes del: Congreso Nacional, Poder Judicial o  Ejecutivo de la Nación; las instituciones deben dar respuestas y resultados acordes con los objetivos que le dieron origen.

Cuando entendamos y hagamos cumplir esa sencillez estaremos desarrollando una sociedad responsable y comprometida con su propio avance.

ROQUE J. DE LEÓN B.

DIPLOMADO EN TÉCNICAS DE COMUNICACIÓN SOCIAL INTEGRAL

MIEMBRO DEL SNTP Y EL SINLOPP

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