La globalización y el concepto agresivo

Ángel Artiles Díaz/articulista de El Atlántico

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En la sociedad moderna hay tres fuentes principales de conducta agresiva:

1.-Influencias familiares. 

Una fuente preeminente de agresión es modelada y reforzada por los miembros de la familia. Hay una incidencia mucho mayor de modelaje agresivo familiar en el caso de muchachos delincuentes que de muchachos normales. 

2.-Influencias subculturales. 

Las tasas más elevadas de conducta agresiva se encuentran en medios donde abundan los modelos agresivos y en donde se considera que la agresividad es un atributo valioso. 

 3.- Modelamiento simbólico. 

Los medios de comunicación de masas, especialmente la televisión, son una fuente muy importante de conducta agresiva tanto por su predominio indiscutible como por la crudeza con que retrata los acontecimientos. 

Se habla hoy de agresividad para triunfar en los negocios, en los estudios, en el amor, en el ejercicio de una profesión; resultando en muchos casos ser un alago el calificativo de agresivo y en otros una valoración negativa del término. 

El sistema capitalista neoliberal, ha impregnado la idea de que agresión es sinónimo de dinamismo, y que la agresividad es una actividad propia del profesional, del ejecutivo, del gerente, del político, y que violento es el marginado que protesta o que delinque. 

Michael Maccoby, en su libro sobre los administradores de las grandes corporaciones, llama a los ejecutivos agresivos “luchadores de la selva”, y pone al desnudo el sadismo con que estos señores buscan derrotar a la competencia mediante prácticas que puestas bajo la luz necesaria, resultan moral y socialmente inadmisibles. 

Hay que admitir que lo que más ha perjudicado el debate, y si se quiere, hasta el análisis sobre la violencia, ha sido la dignificación que han beneficiado las formas de violencia propias de la sociedad capitalista; se la ha establecido como la perspectiva del poder establecido. 

Se está  creando, conscientemente, el reduccionismo conceptual de la violencia, de tal manera que cuando ésta la ejerce un marginado, en medio de un hogar, es mala, si   atraca, si roba, si mata, es mala; si la ejerce un oligarca encopetado, de nombre y apellido sonoro o un funcionario público, estamos frente a un hombre emprendedor que por su exagerado dinamismo, ha cometido un error o una indelicadeza.

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