Realidades del retorno a la nueva normalidad

Roque De León, articulista de El Atlántico

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Ante la realidad que vivimos en el mundo de millones de personas infectadas y fallecidas como consecuencia de la “Pandemia del Covid-19”, en República Dominicana arribamos este mes a un año de: la introducción del primer caso del virus al país, las primeras muertes y declaratoria del Estado de Emergencia por su causa, además del inicio de la aplicación de la vacuna para combatir la mortal enfermedad, y planificar el retorno a la nueva normalidad.

Ese retorno tan necesario como importante no es responsabilidad de un grupo en particular, es un compromiso de todos siendo disciplinados.

El dolor causado por esta pandemia parece que no ha sido suficiente para que entendamos que hay hábitos que debemos desaprender así como nuevas formas de convivencia y sobrevivencia que tenemos que adoptar en nosotros.

La crisis sanitaria provocada por el Covid-19 ha generado a la vez otros tipos de crisis como son las de: salud mental y nerviosa, pánico y ansiedad; producción de bienes y servicios, especulación y alimentación; indisciplina, desconfianza y económica, entre otras que nos corresponde enfrentar.

Como Nación estamos acostumbrados a salir fortalecidos de las grandes pruebas que hemos enfrentado, hoy no es diferente, se requiere que los ciudadanos asumamos con responsabilidad el rol que nos corresponde para evitar que sigan muriendo personas que aún cumpliendo con el protocolo, son infectados por algún familiar o amigo en su propio hábitat.

Nos llama la atención que con todo el esfuerzo y el alto costo que ha pagado la sociedad durante esta pandemia, nuestras autoridades aunque poniendo algunas restricciones en los lugares de diversión como hoteles y playas, por otro lado como en todos los tiempos para esta época, preparan el ambiente festivo que invita a salir a compartir.

Estoy concienciado de que la economía ha sufrido un golpe casi mortal y la falta de circulante en este mes ha demostrado que estamos tocando fondo, pero esto lejos de desesperarnos debe conducirnos a asumir la responsabilidad que nos corresponde y a entender que sin salud y vida no hay posibilidades de otras oportunidades.

Muchos epidemiólogos se están ocupando y opinando sobre posibles brotes que tendremos después de la Semana Santa y pienso que están equivocados, deben ocuparse de lo que ha estado pasando hasta ahora; o de lo contrario hagamos un análisis enfático del comportamiento de los parroquianos en los centros de diversión en Puerto Plata y muy especialmente, lo ocurrido en el malecón el domingo 20 del mes en curso.

Al observar la desesperación por regresar, pienso que en el camino hemos olvidado algunas verdades, como son que: el Covid-19 es una realidad y la vacuna no nos proteje al cien por ciento, por lo que debemos seguir con el protocolo de protección.

Mantenerse sano es tarea individual aunque con nuestra irresponsabilidad dañamos a otros y a la economía, generamos tristezas, desesperación y más pabreza; tenemos que asumir ser parte de la solución y no representar el problema en vivo.

Reconozco que el mundo está sumido en una crisis económica inimaginable e insostenible para los pueblos y los gobiernos pero en medio de esta y la real pandemia espero que la desesperación por el retorno a la nueva normalidad, no nos haga tanto o más daño que el pánico infligido por el desconocimiento al inicio de la misma.

ROQUE J. DE LEÓN B. (MAE)
DIPLOMADO EN TECNICAS DE COMUNICACÓN SOCIAL INTEGRAL
MIEMBRO DEL: SNTP Y SINLOPP

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