Homosexualidad y proclividad a la delincuencia

Ángel Artiles Díaz/articulista de El Atlántico

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“El que desconoce en absoluto el intrincado complejo humano no puede colaborar con eficiencia en la administraciòn de justicia.” Miguel Josè Villavicencio Ayala

Se ha dicho que la homosexualidad es una degeneraciòn  de los valores humanos, y que, por esa razòn (los que tienen esa inclinaciòn) son presa fàcil de los vicios.

Se ha fomentado el estigma de que, con frecuencia, el vicio los conduce  a delinquir muy especialmente en el àrea del robo, la estafa y  el chantaje o extorsiòn; debido, segùn los estudios realizados, a que el medio marginal donde desahogan sus preferencias sexuales los induce a ello.

En psiquiatrìa forense se considera que el homosexual està afectado de tres taras que les son consustanciales, a saber:  a) Inmadurez emocional;  b) Inseguridad en sì mismo y  c) adhesiòn a una forma sexual orgàsmica.

El homosexual vive en un estado de crisis permanente por la desaprobaciòn social, por el rechazo instituido en su contra en las normas morales y hasta en cànones legales, que lo ubican en la proclividad  a vivir llenos de angustia, la cual puede manifestarse en soledad o en una actitud extremadamente extrovertida.

En criminologìa se considera que el homoxesual es llevado a la delincuencia por personas que se aprovechan de sus caracterìsticas emocionales, agravadas casi siempre por el rechazo social y familiar a que estàn sometidos, aunque, està demostrado que cuando se integran a cualquier actividad lìcita, generalmente se destacan por su grado superior de inteligencia.

El en libro “El sexo y la Ley”  de Veit Shewing, se afirma que la historia registra relatos de varios reyes que fueron homosexuales, por ejemplo el hijo de Marìa Estuardo, conocido como Juan Primero, quien fue homosexual aunque se casò con una mujer y procreò tres hijos.

Las referencias a la delincuencia y la homosexualidad no son nuevas ni son producto de esta època. El investigador y el juzgador deben proveerse de ciertos niveles de estudios psicosexuales, para conocer la relaciòn  del trastorno o los factores que eventualmente pueden inducir a delinquir al homosexual.

Al juzgarseles, no debe obviarse su conducta sexual, pero debe tratàrseles sin desmostrar ni asombro ni burla por su preferencia, porque lo que se juzga no es ninguna lesiòn al pudor, sino el delito que pudo haber cometido una persona que tiene una preseferencia sexual fuera de los paradigmas del heterodominio.

No debemos colofonar esta entrega sin decir, con justeza, que los homosexuales no son delincuentes per-se, sino que el rechazo social, familiar, religioso y hasta legal de su preferencia sexual, los margina y los ubica en la frontera de proclividad a delinquier, igual que a cualquier otro ser social que sea marginado.

La delincuencia en el homosexualismo es una categorìa jurìdico-social sumamente complicada, que no debe estudiarse sin partir  del hecho cierto de que, casi siempre, delinquen por que la sociedad los margina, los estigmatiza, los rechaza, los desprecia.

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