Concentración de poder, resistencia al relevo generacional e irrespeto a los relevados: Cultura aprendida en la familia

Roque de León

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A pesar de que hay temas que originan reacciones idénticas a las que se vivían cuando en cualquier ambiente en las eras de los ex-presidentes Rafael Leónidas Trujillo Molina y Joaquín Antonio Balaguer Ricardo (EPD) se percibía la presencia de algún miembro del Movimiento Catorce de Junio (M1J4) o de cualquier otra organización de ideología izquierdista en esa época; los que nos sentimos compromisarios de forjar una sociedad diferente para el bienestar de todos, tenemos que sociabilizarlos.

Uno de ellos es la cultura de concentración de poder, la resistencia al relevo generacional y el irrespeto a los relevados en nuestra sociedad, que tanto daño nos provoca en los ámbitos: humano, social, cultural, deportivo, religioso, gremial, militar, empresarial, político, institucional, entre otros.

Si bien es cierto que en los países organizados las personas que logran acumular conocimientos y experiencias, su próximo paso es ser asesores y desarrolladores de los nuevos talentos no menos lo es, que para que eso suceda debe estar sistematizado y, que así como se garantiza el relevo no se vea el relevado como un desecho humano, cosa que no está debidamente planificada y reglamentada en nuestra sociedad.

Esa falta de planificación sumada al apego irracional al poder desde las posiciones de dirección, nos ha costado en muchas ocasiones la pérdida de grandes seres humanos e instituciones icónicas así como históricas en nuestro país, incluyendo políticos y partidos políticos al igual que empresas y empresarios.

Hemos debido soportar el irrespeto de espacios solemnes como el Congreso Nacional y la Junta Central Electoral (JCE) donde se han escenificado: pleitos, tiroteos, sabotaje del sistema eléctrico, “fallos históricos y fraudes” además del cincuenta más uno (50+1) que tanto daño ha hecho a nuestra mal para democracia y el surgimiento de expresiones famosas como: “entre tooo…”, ese tipo de hechos bochornosos tenemos que rechazarlos y frenarlos.

De igual manera el deseo desmedido de poder y apego a posiciones terrenales ha propiciado la desintegración de familias incluyendo grandes tragedias así como la destrucción de sólidos lazos de amistad, pérdida de hombres de Estado como presidentes y congresistas por vía del suicidio y/o homicidio, abuso de la condición física y de salud de algunos estadistas y líderes políticos en beneficio de grupos de poder, muerte de importantes líderes a causa de enfermedades catastróficas como es el cáncer, provocadas por la presión de su entorno; salida del poder y la degradación de grupos políticos, venta de empresas, entre otras; ponga usted sus nombres preferidos…

Esos son indicadores de que aunque hemos crecido cuantitativamente en el sentido amplio de la palabra, nos falta hacer el giro de 180° hacia lo cualitativo, muy en especial, en lo referente a la calidad humana que es una semilla que se siembra y su primer germinar al igual que el crecimiento y su posterior derrarrollo, es en el interior de la familia.

Pero resulta que en ese estamento tan determinante en lo que es la estructura y accionar de la sociedad, en lugar de enseñar con el ejemplo aún muchas de sus cabezas tratan de imponer por la fuerza sus caprichos, aunque no los practican; de ahí surge parte de la indisciplina, desobediencia y rebeldía que hemos cosechado, esa misma que tanto criticamos y que, poco a poco nos está consumiendo.

Para estructurar una sociedad viable, organizada y sostenible en el tiempo necesitamos seres humanos con sentimientos y pensamientos colectivos, desprendidos del deseo personal, de la concentración de poder y resistencia al relevo generacional liderando los avances y canalizando la utilidad de sus conocimientos al igual que la experiencia de los que deben dar el paso al frente para pasar a ser los forjadores, mentores y sostén de los nuevos actores y responsables del progreso social.

Que sepan los integrantes del núcleo número uno de la sociedad que lograr que eso se convierta en realidad, es responsabilidad de cada uno de los buenos ciudadanos que habitamos en República Dominicana, necesitamos contar con familias compuestas por personas comprometidas, unificadas y conscienciadas de nuestra realidad social; evitar que los partidos políticos continúen siendo utilizados como un instrumento de compra y venta de manera inescrupulosa a la vez que estos, por mandato de Ley establezcan como política, la formación obligatoria de sus miembros que aspiran a ser dirigentes además que se creen en el país escuelas para el desarrollo político y, que todo el que aspire a un cargo electivo, deba pasar por ellas.

ROQUE J. DE LEÓN B. (MAE)
DIPLOMADO EN TÉCNICAS DE COMUNICACIÓN SOCIAL INTEGRAL
MIEMBRO DEL SNTP Y EL SINLOPP

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