La mayoría de seres humanos somos ambiciosos, no está mal cuando se es medido y consciente. Pero, en el momento en que rompemos los límites creando necesidades de adquirir bienes y servicios innecesarios e injustificables con nuestros ingresos, distorsionamos nuestra Economía Personal y se inicia un proceso de endeudamiento que termina en actos de corrupción; no importa si el radio de acción es el Sector Público o Privado.
La adquisición de bienes materiales (nivel de Vida), dista mucho de cuando tenemos buenos niveles de: Salud emocional y física, educacionales, alimentarios, vivienda y que son sostenibles en el tiempo (calidad de vida).
En nuestro país hemos convertido en cultura la creencia de que servir desde una posición pública o ser empleados privados implica un «cambio de escala social», nada más errado. Eso, en condiciones normales no es posible en una sociedad como la nuestra, con escalas salariales que fluctúan desde: salarios mínimos RD$5,000.00 – RD$19,000.00; medios RD$20,000.00 – RD$40,000.00 y de encargados y directores RD$40,000.00 – RD$80,000.00.
Entiendo que, para lograr un «cambio de escala social» tenemos que iniciar creando una rígida disciplina y cultura de ahorros, la cual nos conducirá a una buena calidad de vida la que nos permitirá un nivel de vida sostenible; sin necesidad de distorsiónes o conatos de corrupción.
Eso requiere estar formado con buenos valores, compromiso, dedicación, sacrificios, honestidad, ser paciente y persistente y sobre todo, mucho tiempo de calidad.
La calidad y formación humana, al igual que la responsabilidad social de los empresarios, comerciantes y empleados de años anteriores está muy por encima de muchos de los de hoy, son raras las excepciones. Eso hace que sean escasos los que veíamos enquistados en el poder político, por lo que eran contados los escándalos públicos de corrupción.
Hoy es humillante tener que ver y soportar que personas económicamente quebradas, pero con apellidos de sus antecesores que eran prestigiosos, ingresan al desorganizado sistema de partidos políticos y desde ahí de forma fraudulenta restablecen la Economía de su entorno familiar y la suya propia; ante la mirada indiferente de nosotros como sociedad.
De igual manera hay políticos tradicionales en nuestro país que no soñaron tener la cantidad de bienes materiales que hoy exhiben, pero al acceder a la administración pública a través de los partidos de los que forman parte de su matrícula de integrantes e irrespetando la confianza que deposita el pueblo en ellos; además actuando de forma anti-ética se constituyen en «empresarios» vía el lavado de activo y tráfico de influencia.
Mucho de esos «nuevos empresarios», sin arraigos, son los que ponen en duda la trayectoria y moral de los verdaderos inversionistas en diferentes áreas del que hacer empresarial de República Dominicana; además son los que aprovechando sus posiciones de poder hacen alianzas con personas que manejan dinero de dudosa procedencia. Práctica que tenemos que frenar.
Esa y otras acciones tienen su origen cuando muchos individuos y grupos de individuos entran en una abierta competencia de exhibición de bienes materiales que, ni uno ni otro pueden justificar; ante la mirada complaciente de las autoridades del momento.
En una sociedad ingenua e involuntariamente cómplice por desconocimiento como la nuestra, se hace fácil con aliados desde el poder desarrollar imperios como los de: Figueroa Agosto, Quirino Ernesto Paulino, César el Abusador, entre otros que han permeado las estructuras familiares, sociales e institucionales en nuestro país.
Las distorsiones sociales y la corrupción tienen su origen histórico en el momento en que parte de los actores de la sociedad de manera irracional, buscan satisfacer sus diferentes instintos de ascenso desmedido en su nivel de vida.
Debido a eventos como el lavado de activo y la corrupción sin consecuencias, en todas sus dimensiones, sufrimos carencias que debíamos tener solucionadas hace mucho tiempo como son la falta de: institucionalidad, justicia fuerte, confiable e independiente, educación integral para todos, salud de calidad, alimentación adecuada, viviendas y sobre todo, mejorar los niveles de marginalidad y la Calidad de Vida del ciudadano común.
Para dar solución a ese cáncer limitante y humillante como es la corrupción, la sociedad tiene que concienciarse y ser actor activo en la búsqueda de la solución a esos males que nos aquejan de muchos años y que parece que poco nos importan.
Los corrompidos y corruptores deben ser denunciados por la sociedad y juzgados de manera correcta y ejemplar por la Justicia. Quienes sean inocentes hay que garantizarle que seguirán en libertad pero los culpables tienen que pagar por sus hechos y daños a la sociedad; si es que han robado al Erario Público, que regresen al pueblo lo que por ley le corresponde.
De esa manera, se estaría enviando no sólo una señal de cambio, sino de que como país se nos devuelva la dignidad que merecemos!!
ROQUE J. DE LEON B. (MAE)
DIPLOMADO EN TECNICAS DE LA COMUNICACION INTEGRAL
MIEMBRO DEL: SNTP Y SINLO