Importancia de las buenas relaciones entre países fronterizos.

Roque De León, articulista de El Atlántico

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Dos o un conjunto de países son fronterizos cuando además de su soberanía y cultura son separados por líneas que pueden ser: terrestres, aéreas, marítimas, lacustres (lagos) y/o fluviales (ríos).

Las áreas fronterizas son vigiladas para controlar el flujo de inmigrantes ilegales, al igual que el comercio ilícito y el tráfico de: drogas, armas de fuego y municiones, órganos humanos, dinero, trata de personas, influencia, entre otros.

Es normal que entre paises fronterizos existan algunos con mayores recursos y crecimiento económico que otros, lo que origina conflictos en los temas diplomáticos. En las sociedades más visionarias como la Unión Europea se han generado acuerdos de cooperación y de “no” a las fronteras que eliminan esas desigualdades.

No sucede lo mismo con Estados Unidos y los países más próximos, al igual podemos resaltar el caso de los integrantes del Oriente Medio o República Dominicana con Haití.

En el caso de nuestro país y Haití aún compartiendo la misma isla, las luchas del pasado por el dominio territorial y de la soberanía han dejado grandes divisiones entre ambas naciones. Aunque parezca una ironía, los vecinos haitianos son dueños del más cercano, diverso y tercer mercado al que tenemos acceso.

Es responsabilidad del país que ha logrado avanzar más que sus vecinos crear políticas bilaterales de crecimiento y desarrollo fronterizos que beneficien a ambas naciones. República Dominicana tiene dos frentes fronterizos, uno al Sur y el otro en la zona Noroeste donde reside la población más pobre.

Esa pobreza genera la migración de los habitantes de los pueblos fronterizos hacia las grandes ciudades en búsqueda de mejor condición de vida, dejando de manera fácil en manos de los inmigrantes ilegales del vecino país el territorio y de forma inconsciente, la verdadera soberanía ante la mirada inocente de nuestras autoridades.

Hace años se ha estado ejecutando la Ley de Desarrollo Fronterizo como una manera de incentivar a los empresarios dominicanos a crear empresas que faciliten la sobrevivencia y convivencia en las zonas fronterizas; al cumplirse el plazo de renovación de esta ley, parte de nuestros diputados y empresarios tradicionales han torpedeado y dejado en el limbo la misma, poniendo en peligro el avance logrado hasta el momento.

Si no entendemos como nación, que el crecimiento y desarrollo legal de nuestro tercer mercado que es Haití, para que nos beneficie a todos tiene que ser reglamentado y controlado por la autoridades para así garantizar la tranquilidad migratoria fronteriza; estamos condenados a continuar mirando desde la acera de enfrente, cómo comerciantes inescrupulosos hacen todo tipo de transacciones que dañan no sólo la Economía del país, sino que pone en peligro la credibilidad y la seguridad nacional.

La importancia que los dominicacanos tenemos que encontrar al motivar y sostener buenas relaciones con el pueblo Haitiano es, desarrollar políticas bilaterales de: respeto a los espacios fronterizos y a la soberanía, relaciones migratorias claras y armoniosas, crecimiento económico y desarrollo humano, desarrollo legal del intercambio comercial, facilidad para el desarrollo turístico integral y el control del tráfico ilegal ya instituido en esos espacios que delimitan el alcance político, administrativo e institucional de las dos naciones que comparten el espacio de la antigua Hispaniola.

En ese sentido, si logramos todo lo anterior, no debe existir espacio para las retaliaciones y el odio entre naciones.

ROQUE J. DE LEÓN B. (MAE)
DIPLOMADO EN TÉCNICAS DE COMINICACIÓN SOCIAL INTEGRAL
MIEMBRO DEL: SNTP Y SINLOPP

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