Ahora se están llevando a cabo investigaciones sobre el escándalo de la vacunación contra el coronavirus peruano, en el que cientos de personas, muchas de ellas bien conectadas, recibieron inyecciones aunque no participaron en los ensayos de la vacuna Sinopharm para determinar su eficacia.
El ministro de Salud, Oscar Ugarte, dijo que se administraron 3.200 vacunas, de las cuales 1.200 fueron a la embajada china. Dijo que sobre las otras 2,000 dosis, los investigadores están investigando dónde están y quién fue vacunado.
La agencia de noticias estatal Andina informó que el Congreso de Perú también lanzó un comité para investigar el escándalo, en medio de un alboroto público sobre cómo personas privilegiadas pudieron adelantarse a los trabajadores de salud de primera línea para las vacunas.
Fernando Carbone, jefe de la comisión investigadora de los beneficiados por los disparos está garantizando imparcialidad en la investigación, con amenaza de sanciones a los implicados.
Carbone habló públicamente sobre no comprometerse después de que la Facultad de Medicina del Perú le pidiera que se hiciera a un lado, citando su asociación con la exministra de Salud Pilar Mazetti, quien se encontraba entre las personas que recibieron vacunas de manera incorrecta.
La canciller de Perú, Elizabeth Astete, renunció el domingo después de revelar que había recibido la vacuna ante el personal de salud.
La ira del público por el escándalo se ha visto exacerbada por el hecho de que Perú tiene uno de los recuentos de coronavirus más altos en América Latina, con más de 1.2 millones de infecciones y más de 44,000 muertes, según el Centro de Recursos de Coronavirus de Johns Hopkins.
Fuente: Voa News